El Matrimonio Arnolfini 29 mayo 2009
Otro de los cuadros empleados en la cabecera de «Mujeres Desesperadas«.
Se trata del archiconocido «Matrimonio Arnolfini» de Jan Van Eyck.
.
.
Nunca deja de sorprenderme este cuadro, por muchas veces que lo mire. Es de los primeros que recuerdo haber comentado con detalle en clase de Historia del Arte en COU. TenÃa una profesora estupenda, todo sea dicho: «Doña Aurora». Ella fue la que hizo que me interesara por la pintura, no sólo como hobby de practicar con los óleos.
En el Observatorio tienen un análisis pormenorizado de esta importante obra de la historia de la pintura, no obstante fue de las primeras obras por encargo a un pintor, no por parte de un prÃncipe o aristócrata mecenas de artistas, sino por parte de un acaudalado hombre de negocios, un miembro de la incipiente burguesÃa de la época, que poco a poco como clase social iba a emerger en Europa y a propiciar la independencia económica de los artistas.
Parece ser que este pintor, junto con su hermano Hubert inventaron la pintura al óleo casi como hoy la conocemos, mezclando los pigmentos con aceite de linaza manualmente, aplicándola al lienzo en numerosas capas y luego dando una última capa de barniz, lo que le daba al cuadro un aspecto esmaltado. ¡Benditos los tubos de óleo de hoy en dÃa! porque leyendo el libro de «La joven de la Perla» (en la pelÃcula no sale este tema) se adivina lo latoso y peligroso para la salud que era estar mezclando todos los pigmentos continuamente y lo difÃcil que era conseguir la textura y el color adecuados.
Volviendo al cuadro: se muestra la figura predominante del hombre y la sumisa de la mujer (algo muy bien aprovechado en la cabecera de la serie de TV, llevado al extremo) en lo que parece ser una ceremonia nupcial; con varios sÃmbolos de lealtad, fidelidad y fecundidad a su alrededor. Y no está embarazada, muestra su deseo de estarlo subiéndose las ropas al vientre, pues hay documentos que demuestran que este matrimonio no tuvo hijos. A la ceremonia asiste como testigo el propio pintor, pues se refleja su figura en el espejo del fondo, encima del cual está su propia firma.
.