Es mi último descubrimiento en Artelista.
Se trata de un joven pintor castellano-manchego afincado en Madrid.
Me gusta su obra por la temática que trata, los paisajes urbanos de tejados y antenas de televisión, los bodegones de frutas, o los retratos de bañistas. Creo que ha conseguido un dibujo muy acertado, que no le quita humanidad a los temas y se conjuga muy bien con la luminosidad de los colores que usa.
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Hoy nos vamos a dar otro lujazo.
Fidel Molina nos presenta esta magnÃfica obra, comentada por él mismo.
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El autor dice: «Esta obra es producto de uno de mis viajes a Roma. Era una tarde de agosto en que el dÃa comenzaba a decaer y la luz del sol estaba ligeramente teñida de un tinte algo anaranjado, proyectando sombras largas y azuladas. Es por esto que en esta imagen hay un cierto contraste entre los tonos cálidos y frÃos, puesto que los elementos en primer término se encontraban en zona de sombra, mientras que el Coliseo al fondo aún estaba bañado por la luz del sol.
El reto era poder transmitir la atmósfera y la profundidad espacial de la escena. Y lo interesante del motivo se centraba en la cotidianedad de la vida en una ciudad, en un acto tan habitual y tantas veces presenciado como dejar aparcada una moto, pero ante un espectador mudo e imponente como es el Anfiteatro Flavio, fruto de un tiempo pasado. Es decir mostrar el contraste de épocas muy distintas en el tiempo, ambas con sus elementos diferenciadores; en definitiva, la convivencia simultánea de lo actual y lo antiguo».
Yo sólo voy a añadir que consigue una cabriola muy difÃcil de hacer en pintura: un triple contraste de luz, espacio y tiempo
Óleo sobre lienzo.
54’2 x 73 cm
Año 2008
Precio: 2000 €
Esta amiga que visité tiene un cuadro mÃo que ya va a cumplir 12 años. Lo pinté tras un viaje que hicimos juntas a Oporto en un mes de septiembre, cuando los colores del barrio viejo de esta ciudad lucen aún más espectaculares si cabe.
Esta es una vista de la fachada de las casas que están detrás de la catedral, desde la que se tiene una vista de ellas por encima de sus tejados. La última vez que visité la ciudad, estas casas aún se mantenÃan en pié.
Un paseo por la zona permite saborear sus coloridas paredes, la ropa tendida en los balcones, el olor de la comida tradicional y escuchar el fado que languidece por las estrechas callejuelas.
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Es una ciudad maravillosa, Patrimonio de la Humanidad, que se está desmoronando y necesita urgentemente una inyección de reconstrucción..
Otro de mis favoritos de Artelista es este pintor barcelonés figurativo que utiliza tonos muy grisáceos, lo que aporta una expresión melancólica a sus paisajes.
Me gustan mucho sus vistas de vÃas de ferrocarril y trenes, quizás porque me crié al lado de ellas.
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Creo que tiene una gran sutileza con el dibujo, que aunque es muy preciso no interfiere con un colorido tan ténue. Muestra con gran maestrÃa esa luz frÃa del cielo que se refleja en casi todas las superficies de la obra sin impedir que se pierda la gran sensación de perspectiva. Un gran cuadro.
Esta es su página en Artelista.
Tuve la oportunidad de conocer a este pintor gallego hace un par de años en una exposición en el Centro Cultural de La Guardia.
En esta exposición se recogÃa una pequeña recopilación histórica de sus obras, desde magnÃficos dibujos de marinas y retratos, obras figurativas de esmalte sobre hierro cincelado de los años 50 y 60,
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y las últimas creaciones en las que estaba trabajando, maquetas con distintos relieves en colores claros.
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Gracias a la coincidencia de unos amigos comunes que ejercieron de anfitriones, pudimos pasar un buen rato con él y su pareja.
Además de ser un hombre encantador y buen conversador, nos fue contando cómo habÃa ido perfeccionando su técnica de esmalte en hierro a lo largo de su carrera profesional. Me pareció que para él la pintura, la escultura, la música, la arquitectura… son lenguajes de la misma cosa.
Me considero muy afortunada de haber conocido personalmente a un artista tan completo e importante como él.
En su página oficial podreis ver su trayectoria.
Poneros al fresquito en este caluroso verano para poder admirar con calma la obra de este magnÃfico pintor catalán.
En una entrevista concedida a la revista Premium, se muestra como un incansable conversador y un cinéfilo desaforado. Es hijo del académico de la lengua y escritor Luis Goytisolo.
En lo que se describe como un caótico estudio trabaja mientras le llega la inspiración. Dice dedicarse a encargos y retratos que le proporcionan sustento para luego embarcarse en otros experimentos artÃsticos, incluso con medios digitales.
Disfrutad de este cuadro «La llegada de la luz» y luego saboread con calma su página.
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Es uno de mis favoritos, nacido en mi pueblo, Monforte de Lemos (Lugo) y sobrino de la profesora que me enseñó a pintar.
En su web oficial podeis ver toda su obra, recopilada con gran amplitud. Es un artista interesado por muchos recursos expresivos además de la pintura, maneja el grabado, la fotografÃa y el video como el genio que es.
Tuve el placer de ver algunas de sus obras, las del año 1995 en una exposición, y me quedé parapetada, abrumada por la maestrÃa de un hiperrealista que transmitÃa sentimientos y provocaba reflexiones, que en mi caso duraron varios dÃas.
Recupero este cuadro de aquella ocasión porque conozco personalmente al retratado, es un vecino de nuestro pueblo, y no sólo el parecido, sino también la expresividad y la personalidad del sujeto están totalmente logradas. Al fondo se puede ver la figura emblemática de nuestra localidad, el castillo y monasterio de San Vicente del Pino.
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Ahora me ha llamado mucho la atención este cuadro de «La Coruña I». Aquà podeis ver al pintor en el proceso de creación del mismo.
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La precisión es asombrosa, sólo se ha permitido incluir el nombre de la ciudad sobre la reflectante fachada de La Domus. Hace unos dÃas estuve en La Coruña y verdaderamente es una ciudad preciosa, y Roberto ha captado el ambiente marÃtimo salado, venteado y nubloso de esta costa del atlántico norte.
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Artelista es un interesante lugar donde el arte se manifiestas en sus diversas facetas y profundidades. Se pueden encontrar desde autores altamente consagrados, hasta principiantes y aficionados, pasando por artistas de amplia trayectoria aunque no sean tan conocidos por el gran público.
Es el caso de Leopoldo González Andrades, que con una paleta de fuerte colorido y un estilo muy definido, es capaz de enfrentarse con éxito a diversos estilos: realismo, simbolismo, pop-art, surrealismo y hasta cubismo.
A mi me gustan especialmente sus paisajes, donde los fuertes contrastes de color del Atlántico Sur se hacen patentes en sus pinceladas. Y me ha parecido especialemte original esta obra titulada «Reflejos».
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Como él mismo explica en su página de Artelista, es la representación de los reflejos de los edificios y de un puente en el agua; pero aislados como están del contexto al que se refiere, crea una obra casi abstracta muy atractiva.
Fue un pintor holandés, que vivió en el Londres victoriano, y que tuvo un gran éxito en vida, siendo colmado de honores y lauredo con medallas de las bellas artes y membresÃas de honor de las principales reales academias europeas.
Su estilo neoclásico, no exento de un gran romanticismo por los temas que elige, logra acercar a los personajes y hechos históricos a la realidad del momento en el que vivÃa, a un público culto y refinado, la emergente burguesÃa del s. XIX. Sobre todo son escenas de la Antigüedad Griega, Romana y Egipcia. Pero supongo que también a otro público menos formado por la gran escenificación que poseen sus obras, son casi como escenas de teatro o cine. Cuando vi sus pinturas por primera vez me pareció estar ante alguna escena de rodaje de pelÃculas clásicas como Cleopatra o Ben Hur. Y resulta, que su obra y la investigación sobre arqueologÃa e historia social que llevó a cabo para documentarlas, sirvieron de fuente de inspiración para directores como DW Griffith («Intolerancia») y Cecil B de Mile («Los Diez Mandamientos»).
Supongo que también infliuyó en su éxito el hecho de elegir no precisamente temas épicos de batallas o coronaciones, sino escenas mundanas no exentas a veces de cierto tono picante.
Le llamaban «el pintor marmolilloso» por su maestrÃa para pintar el mármol, material del que estaba hecho su propio estudio de pintor. También pintaba con gran habilidad otras superficies reflectantes, las transparencias del agua y los ropajes, las flores y frutos. Además tuvo que ser un gran dibujante para poder ordenar tan armoniosamente las figuras en los escenarios de sus cuadros.
Tiene otras obras más escenográficas, pero a mi me gusta especialmete esta titulada «En un lugar de privilegio», quizás por el paise marino abierto y por la dificilÃsima perpectiva en picado que ofrece.
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Son tres mujeres romanas que observan desde un sitio alto privilegiado la llegada de las galeras.
La textura del mármol, las telas de los ropajes de las mujeres, las flores y la cálida luz mediterránea reflejada en su delicada piel están magistralmente conseguidos, y contrastan con el color y robustez del animal de bronce de la escultura que domina la esquina del edificio. Sin olvidarse de la romántica expresión de espera ansiosa de las féminas ante la inminente llegada de los valientes hombres que trae el barco. La posición de este objeto en el cuadro, reducidÃsimo en tamaño y levemente pintado, culmina la sensación de perspectiva. Y las miradas de dos de las mujeres hacia él centran la atención de la escena de una manera casi cinematográfica.
Para hablar de precursores del cubismo y otras vanguardias, hay que referirse a Cézanne.
Aunque conoció a los impresionistas y participó de su estilo y de alguna exposición conjunta en el Salón de los Rechazados, utilizó un peculiar estilo propio que le diferenciaba y le aislaba aún más de público y crÃtica. Pudo resistir económicamente gracias a la herencia familiar, viviendo y pintando en ParÃs y en la Provenza.
MantenÃa que la reproducción pictórica puede basarse en tres formas geométricas simples, el cilindro el cono y la esfera, y trataba de reproducir la visión binocular de los objetos, resultado de mirarlos primero con un ojo y luego con el otro. Este fue el punto de partida del cubismo, que reelaboraron más tarde pintores como Picasso, Braque o Gris, llegando a la destrucción de la forma.
Se considera que la obra exponente de este estilo previo al cubismo es «Las grandes bañistas» de 1906. Hizo varias versiones del tema de las bañistas, y esta es la última. Las figuras están dispuestas formando un triángulo que enmarcan los troncos de los árboles. Esa disposición crea un gran efecto de profundidad, ayudado por el espacio vacÃo en el centro entre las mujeres del primer plano, que nos lleva la mirada hacia las figura de la otra orilla del rÃo y el paisaje del fondo. Predominan los colores ocre, verde y azul, y las figuras humanas están realzadas por un grueso borde negro. El cuadro transmite el distanciamento del artista, sin emociones, hacia una visión de una escena mundana con ciertos matices mitológicos, las ninfas del rÃo disfrutan de su baño. Los rostros de las bañistas están difuminados, no se las retrata, lo que da un tono más irreal a la obra.
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Reconozco que me siento especialmete atraÃda por este paisaje de «La Montaña Sainte-Victoire vista desde Bellevue». Los colores tran fuertes de un atardecer pero equilibrados y esas pinceladas casi cuadradas, formando un todo armonioso a base de formas casi geométricas, es un logro pictórico apabullante.
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