Marta Moro

Es un pintor que ha evolucionado notablemente desde unos comienzos abstractos a un realismo sugerente.

Su obra actual se centra en paisaje urbanos en los que no faltan las figuras humanas habitando unas ciudades luminosas y contrastadas por el fuerte sol del mediodía.

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Es una mirada sobre lo cotidiano, centrada en el efecto lumínico de las luces y sombras que genera el sol en los pasillos de nuestras ciudades, sin pararse a analizar el comportamiento de sus habitantes.

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En su blog hay muchos más de estos paisajes tan atractivos.

Se está celebrando estos días una interesantísima exposición sobre pintores holandeses y flamencos de la llamada Edad de Oro (siglos XVII) en el Museo Guggenheim de Bilbao.

Se pueden ver obras de Rubens, Vermeer, Frans Hals, Rembrandt, los Brueghel, y otros muchos más.

Los cambios históricos vividos en esos años condicionaron la evolución en la pintura: la burguesía alcanza un poder socioeconómico como nunca había tenido, y adoptando los gustos de la nobleza, encarga una gran cantidad de obras a los pintores de la época de muy diversa temática. Por primera vez el paisaje y los bodegones adquieren categoría de tema en la pintura.

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Una ocasión estupenda para acercarse a Bilbao y disfrutar de estas obras, que habitualemte están en el Städel Museum de Frankfurt.

Hoy mismo ha empezado la exposición sobre Renoir en el Museo de El Prado.

Se trata de una importante recopilación de obras de este impresionista francés hecha por un coleccionista al que le apasiona su obra: Robert Sterling.

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Es una ocasión única para admirar parte de su obra, pues nunca antes se había podido en España, ya que nuestros museos son escasos en impresionistas franceses. Sólo el Thyssen tiene alguna obra de este genial pintor.

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Estas obras son magníficas, pero la que más me apasiona es el «Baile del Moulin de la Galette»:

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Es un prodigio de la composición y el encuadre, por no hablar de la perspectiva y el color. Recoge el ambiente festivo de una tarde de baile de la población parisina de clase media.

Los reflejos de la luz que se cuela por la techumbre, que se adivina de hojas de los árboles, cuyos troncos encuadran la imagen. Las posturas informales y despreocupadas de los personajes, el jolgorio que casi se puede escuchar por encima de las cabezas de los bailarines, y esa pareja acurrucada en el plano intermedio, como expresión del amor cortés.

Estoy haciendo unos interesantes descubrimientos en esta galería.

Hoy le toca el turno a Paul Roberts. Además de pintor es músico. Suele realizar obras de gran formato con un gran impacto visual.

La primera que me llamó la atención es esta versión de la Olimplia de Manet que figura en la portada de su web. Me recordó a aquella otra de esta entrada.

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En este cuadro, además de invertir los papeles en cuanto a la raza de las dos mujeres, hace un mestizaje cultural interesante, pues lo titula Calypso, nombre de sonoridad tropical,  la ofrenda es de frutas en vez de flores y las telas del fondo exhiben estampados de animales africanos

Una vez que nos detenemos más en su obra se pueden encontrar otras maravillas como ésta, de una dulce luminosidad a tono con el tema de dos jóvenes excursionistas detenidas ante el bucólico paisaje. Me llama mucho la atención como consiguió esa atmósfera húmeda propia de un ambiente exterior con la luz casi de frente, en un día despejado pero poco nítido, tan propio del norte europeo:

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Otra más. Una dificilísaima perspectiva muy bien estudiada y conseguida, con una fuerte luz que pega sobre la piel de la mujer y provoca su sombra inmediata en la pared. Magnífico el efecto del brillo sobre el pasamanos y la mano de la modelo:

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En esta otra pintura, además de tratar una perspectiva complicada, eleva al máximo su interés por el contraste lumínico, para crear un efecto de gran planicie con una gran profundidad, como es el caso de un lago o río oscuro que brilla en la superficie cuando el sol y un cuerpo tocan sus moléculas:

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Creo que tiene un especial interés en mostrar la figura femenina en diferentes facetas de su belleza, la búsqueda de soluciones a prespectivas complicadas y el uso del negro como fuerte contraste a una luz muy fuerte e invasiva.

Por otro lado, me encantan estos cuadros que parecen fotos de cualquiera que tiene una cámara y sale por ahí. Se aumenta el tamaño, se quita lo innecesario, se le da la calidad pictórica que merece el tema, y tenemos un cuadro que dimensiona los momentos más simples de nuestra existencia en grandes reflexiones sobre nuestra cultura y naturaleza.

Otro descubrimeinto que he hecho en la Blackheath Gallery, pero ya en su exposición de este otoño es Nick Harris.

No hay mucha información sobre él en la red. Creo que estos pudieron ser sus comienzos.

Pero me maravillan estos cuadros de formas planas, el colorido y los temas elegidos. Pero sobre todo la cercanía a los objetos, el primer plano que casi convierte la obra en algo abstracto, pero muy reconocible.

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Magnífico: unos objetos cotidianos convertidos en una red de formas y colores que atrapan nuestra atención.

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En la sección de la galería de artista de la Blackheath Gallery, podemos admirar a Jennifer Irvine, que tambien tiene su propia web.

Pinta desde Glasgow paisajes de su propia tierra, pero tambien magníficas vistas de otras latitudes como Francia, Italia o España. Se nota que es una enamorada de la luz que otorga color a los objetos, y de los contrastes:

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Lástima que no pueda ofreceros imágenes de mayor tamaño para admirar mejor su técnica de manchas planas sin sombreado y de trazo poco definido.

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Otro de los artistas que exponen en la Blackheath Gallery, es Dirk Dzimirsky. Es un dibujante excepcional.

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En sus retratos en primer plano nos obliga a escudriñar en la imagen, en el ser humano que se nos presenta:

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No sólo es un magnífico retratista, también tiene obras muy interesantes sobre paisajes:

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Al hacer la entrada anterior me he dado cuenta de que he comentado muy poco sobre uno de mis pintores favoritos. Esa primera entrada sobre Hooper recoge un paiseje, un exterior con un faro, posiblemente de la zona de Nueva Inglaterra que el solía pintar.

Pero hoy quiero mostrar obras de interiores o urbanas, que son en donde más destaca su estilo figurativo, tremendamente sintético, en el que nada es supérfluo, los detalles se simplifican para no distraernos del contenido de la obra.

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Un póster de este cuadro estuvo en mi habitación durante muchos años. La soledad de la mujer leyendo una carta cuidadosamente doblada, sin emotividad aparente alguna, desprovista de emoción, pero que tanto llega al público. Es ese juego de formas planas y curvas, de luces y sombras, y el contraste de colores lo que provoca la inquietud en el espectador sin que nos demos cuenta (Hooper fue ilustrador publicitario)

Supo como nadie mostrar el aislamiento e individualismo de la vida norteamericana que empezaba a fraguarse y que prontó se trasladó al resto del mundo desarrollado.

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En esta obra hay más de una persona, pero no hay relación posible entre ellas.

Ésta es una de sus obras más conocidas. En ella,  las escasas relaciones entre los personajes son superficiales:

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Es una obra inquietante. Mientras en Europa todo el mundo andaba electrizado por los «ismos», este pintor se centró en la figuración y el realismo, pero sabiendo extraer lo esencial de los paisajes que veía, de las ciudades y sus gentes, y del sentimiento poético de los objetos, que luego tanto utilizarán los hiperrealistas. Era una gran admirador de los impresionistas franceses, aprendió en los museos europeos y visitó España; le entusiasmaba Goya.

Hay magníficos artistas en la Blackheath Gallery. Hoy os quiero mostrar la obra de Chris Bennett, un pintor inglés que refleja como nadie el universo femenino de una época recientemente pasada.

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Me gusta mucho su trazo plano, el efecto de pliegues en la ropa y en la piel de las modelos, la influencia de Hooper…

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… y esta composición que multiplica la acción:

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Esto teneis que verlo y leerlo: Antonio López a pie de calle

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El maestro pintando en la calle ante los atónitos ojos de los viandantes. Una suerte para los afortunados que pueden verle.