Marta Moro

¿A que todos recordais la cabecera de la serie «Mujeres Desesperadas»?

Son una sucesión de grandes obras maestras de la pintura en la que salen representadas mujeres en su entorno de relaciones personales, generalmente con sus parejas masculinas. Además de hacer un recorrido histórico por la Pintura, lo hace también del papel social de la mujer, su evolución paralela. Es un ejemplo magnífico de cómo el Arte refleja la sociedad de su tiempo a través de los ojos del autor de la obra. Y además convertido en un formato muy visual y algo cómico que lo hace más accesible al público en general.

Una de estas pinturas es «Gótico Americano», obra más conocida de Grant Wood, el máximo exponente del «Regionalismo Norteamericano».

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Es una obra influenciada por el estilo gótico que Grant vino a estudiar a Europa, y con ella quiso rendir homenaje a la vida sencilla y puritana de los pueblos del Medio Oeste, en concreto Iowa, donde él residía. Para este cuadro posaron como modelos su hermana y su dentista, delante de una casa que le gustó desde que la vió.

Se muestra el papel secundario de la mujer, detrás del hombre, que es quien lleva la herramienta de trabajo, y sin mirar al espectador.

He encontrado en youtube, un video con una relación de las obras aparecidas en la cabecera de la serie, hecha por Borja Dapena González: Cabecera Mujeres Desesperadas, Borja Dapena González

En entradas posteriores voy a analizar un poco más alguna de ellas.

Otro pintor escandinavo de finales del siglo XIX, influenciado por el impresionismo francés de su época es Kröyer .

Como otros pintores nódicos estaba interesado en representar el ambiente creado por esa luz del norte tan pálida y suave, que hace que los colores sean ténues y en la gama de los pasteles, sin sombras contrastadas ni colores fuertes.

Ésta es su obra más conocida: «Tarde de verano en la playa del sur».

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En esta otra página se pueden ver más cuadros de este pintor.

Me ha gustado especialemte éste, titulado «¡Hipp, Hipp, Hurra!», en el que hay más contrastes, pero para crear una suave atmósfera bajo una apacible sombra, si bien la alegría de la escena de brindis se expresa con el encuadre del grupo y sus gestos.

El mantel, la mujer y la niña con vestidos de color claro, contrastan con los tonos oscuros de las ropas de los demás personajes, que se incluyen en la negrura de la sombra. La situación de la mesa en diagonal y el punto de luz en las hojas verdes-amarillas del fondo, crea una gran sensación de profundidad y dinamismo. El hombre joven más alto a la derecha de todo, forma un eje con la mujer del vestido negro de la izquierda en primer término, haciendo un efecto de envoltura de la escena.

Una composición acertadísima para lo que quería transmitir: un grupo de gente alegre bajo una abradable sombra en un espacio reducido. Hay 11 personas en el cuadro.

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De Jose Enrique González ya hemos visto cuadros en este blog. Pero hoy me gustaría mostrar otra pintura suya para hablar del «Trampantojo»

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Esta técnica pictórica, también llamada «trompe l’oeil» (trampa al ojo) ha venido siendo utilizada desde los frescos romanos, pasando por el renancimiento y el barroco, hasta la actualidad, como puede verse en este cuadro de González: el efecto se consigue sobre todo, haciendo salir brevemente los nudillos de la mano del hombre sobre el marco azul de la ventana. Además, por supuesto, de esa maestría para conseguir la piel, el volúmen de los músculos, la tensión de la postura, la fragilidad del niño, etc.

Aquí tenemos otro ejemplo del Barroco español. Una obra de Murillo:

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Pero también, se ha usado profusamente esta técnica en la arquitectura, el interiorismo, el cine, y hasta en las nuevas formas de publicidad.

Sin querer emular a ninguno de estos artistas, un buen día me animé a usar los acrílicos en la pared del garaje de mi casa, en lo que iba a ser el sitio de mis dos perros. He aquí el resultado. Buscad, buscad, que hay un pajarito escondido.

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Hablando de puntillismo, aunque no sea tan conocido como Seurat, tenemos aquí una de las obras que más me gustan de Henri Edmon Cross.

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Se trata de una marina que representa una vista, muy atrevida para su época, de una playa y las islas que se ven en el horizonte. Situarlas en la parte de más arriba del lienzo era muy rompedor. Y no digamos el puntillismo de la técnica.

Este autor fue derivando sus puntos hacia  manchas tipo teselas de mosaico, lo que fue precursor del fauvismo, tal y como explican en esta página del Museo Thyssen. Se puede apreciar el cambio de pincelada y de tonalidades en esta otra obra suya.

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Este cuadro siempre me ha hipnotizado, desde niña. No se porqué. Será por el tema de una bella mujer flotando medio dormida, o quizás muerta. Será por la paz que emana, por el colorido primaveral de ese remanso de un río, o un estanque… Por la delicadeza de las flores… Será…

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Con el tiempo descubrí que la dama estaba muerta, se había suicidado, era Ofelia, la novia de Hamlet, que enloqueció cuando éste mató a su padre en venganza por el asesinato del suyo. Un drama de Shakespeare universalmente conocido, máxima expresión de la literatura inglesa y miles de veces representado en teatros de todo el mundo. La famosa indecisión de Hamlet frente a una calavera sobre si cometerá el crimen o no: «Ser o no ser».

El cuadro es una obra maestra de John Everett Millais, perteneciente a su época prerrafaelita, con una gran profusión de detalles de los elementos de la naturaleza, un estilo que ha sido definido como «ecosistema pictórico».

En esta entrada de «El Dado del Arte» se anuncia la exposición de este cuadro junto con otros prerrafaelitas en el Museo de Bellas Artes de Estocolmo hasta el 24 de mayo. Y también explica porqué se llaman «prerrafaelitas»

Otro de los pintores que pueden admirarse en la Colección Gerstenmaier es Darío de Regoyos.

Parece ser que fue más innovador y atrevido que Zuloaga o Sorolla, por haber pasado de un primer estilo naturalista al impresionismo de corte puntillista, siendo uno de los pocos pintores españoles que se decantó por este estilo. Además usó un dibujo muy simple y un colorido más fuerte que el de sus contemporáneos, denostado en España por aquella época y apreciado en Europa.

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Este cuadro es un claro exponente de ese estilo: conseguir formar manchas de color a base de colocar muy juntitos pequeños puntos de colores primarios. La visión en conjunto se consigue gracias al efecto visual de la unión de las partes en un todo (una costumbre que tiene el ojo humano por naturaleza) Cuanto más nos alejemos del cuadro, más mezclados se verán los colores.

«Este cuadro hay que verlo de lejos» como decía Gloria, mi querida profesora de pintura; «entorna los ojos…, Marta, entorna los ojos…» y nosotros sonreíamos forzadamente y subíamos los carrillos hasta achinar los ojos y verlo todo borroso como si fueramos peces en una pecera…

De inspiración impresionista y simbolista, este pintor y escritor, ideólogo del modernismo catalán, merece una estimación detenida. Aquí podeis leer su biografía.

Si bien, cuando estuvo en París, reflejó en su obra el frío ambiente de esa ciudad en invierno, el verano mediterraneo se destila por sus pinceles en las obras que hizo después en su Cataluña natal. En Sitges fundó el taller-museo «Cau Ferrat».

En esta página puden verse 197 obras suyas pertenencientes a distintas épocas. Mis preferidas son los paisajes como éste:

Y los jardines como éste:

He visitado esta página y merece detenerse en ella. Se trata de una colección de pinturas recopiladas por Hans Rudolf Genstenmaier, que parece ser, pueden verse en exposiciones puntuales en diversos sitios de España.
La última de ellas ha sido el año pasado en Valladolid, mostrando una selección de obras del Impresionismo Español. Viéndola me he acordado de lo mucho que me gusta Santiago Rusiñol y su alegría de vivir reflejada en sus paisajes.
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También recuerdo lo que me reí cuando leía en el famoso libro de Vallejo-Nájera, «Locos egregios», que D. Santiago y otro dramaturgo de la época (no recuerdo su nombre), subían a una colina para, en el momento del crepúsculo, empezar a aplaudir y gritar «Autor, Autor, Autor…», que era como se elogiaba a un escritor de obras teatrales, al final de la representación de una de ellas. Ellos lo hacían para vitorear al creador de semejante belleza. Por aquella época, haciendo tal cosa, debían parecer unos locos de atar.

Sana envidia es lo que me produce este autor. Admiro su obra por sintética, minimalista y al mismo tiempo provocadora de sensaciones.

Actualmente dos galerias londinenses, la Lisson Gallery y la Alan Cristea exponen su obra.

Para saber más sobre él.

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Un lector de este blog me ha recomendado en un comentario esta galería de artistas cubanos. Está situada a pocos km de Madrid y su cuidadísima página web muestra un gran repertorio de obras muy variadas, sobre todo pintura y obra gráfica.

Me han gustado especialmente dos autores (es sabida mi preferencia por el hiperrealismo) Joel Besmar autor de este magnífico bodegón

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y Niels Moleiro que pintó esta inquietante escena.

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